jueves, 29 de enero de 2015

TUNGIASIS EN NGEBA Y MONJAS NO DE BOTAS
La tungiasis es una lesión dermatológica producida por la hembra de una pulga, que una vez fecundada, penetra en la piel y anida principalmente en los dedos de los pies debajo de las uñas. Inicialmente tiene un tamaño de menos de 1 mm, pero puede incrementarlo por 10 antes de desovar entre 150 y 200 huevos. En el África Subsahariana es relativamente frecuente.
Produce una pápula enrojecida, que puede llegar a tener 2 cm de diáme­tro, que provoca dolor y picor. En el centro de la lesión hay un punto negro que es la parte posterior del abdomen de la pulga por donde expulsará los huevos al exterior.
El tratamiento es el curetage y lavado de la lesión. Se puede reconocer fácilmen­te el parásito al extraerlo. Si el paciente no tiene la vacunación antitetánica la debe recibir.
Se previene evitando andar descalzo o con calzado abierto  en los lugares donde esta pulga existe.




En agosto del 2014, a los pocos días de estar en Ngeba la expedición que hicimos para construir lavabos para la escuela de niñas de  las religiosas de la Madre Laura, y dar atención médica a la población, hubo que tratar a una de las hermanas por tungiasis, que ellas llamaban niguas. Por el calor y por comodidad iban en chanclas con alto riesgo de infectarse, después de extraerle el gusanito, que lo hizo Cristina que era la experta del lugar en “operar” con un palillo y una cuchilla de afeitar, le dijimos a las hermanas que tenían que cambiar y a partir de entonces ser monjas de botas. Hay que decir que devotas ya lo eran. Pasaron muy pocos días y varios "mundeles" (hombres blancos) de la expedición comenzaron a quejarse de dolor, principalmente nocturno en los dedos de los pies, y Cristina tuvo que emplearse a fondo para quitar gusanos. A alguno, a pesar de ir bien calzado siempre, se le manifestó la tungiasis ya de vuelta a Europa.
Lavabos ya terminados 

Se consiguió acabar el proyecto de los lavabos y las hermanas Flania y Mercedes quedaron muy contentas, su orden es de origen colombiano al igual que la mayoría de ellas. Es una maravilla la labor que hacen de promoción de la mujer, de atención a los más pobres, enfermos y desvalidos, con su entrega desinteresada intentan aliviar un poco las grandes carencias que hay en esos remotos lugares y son un foco de esperanza para muchas de las personas con las que conviven.


sábado, 3 de enero de 2015

TOUMBOKRO MATEMÁTICAS Y COCODRILOS



Niñas de Toumbokro en el ramadán de 2011
Visita médica en un aula de la escuela de Toumbokro en el 2011
El pasado verano volví a visitar el Centro Médico Walé de Yamousoukro, en Costa de Marfil, y el dispensario de Toumbokro que depende de él situado a unos 30 km en un área rural de predominio musulmán.  La última vez que estuve allí fue el verano de 2011, desde entonces Walé se ha ido consolidando, pero el que ha experimentado un gran cambio ha sido el dispensario.  Entonces estaba en construcción y las visitas médicas se hacían en un aula de la escuela del pueblo. Me sorprendió ver en otra clase próxima la pizarra llena con un problema de matemáticas que incluía ecuaciones con logaritmos neperianos. No pude resolver el enigma que entrañaba esa pizarra, supuse que en esa escuela perdida en África había un profesor con estudios superiores que preparaba a algún alumno aventajado para ir a la universidad…

Ahora ya está acabado el dispensario y las instalaciones, aunque sencillas, están bien cuidadas con orden y limpieza e incluyen además de despachos de visita, un pequeño laboratorio, una pequeña farmacia y una sala en la que se atienden partos no complicados.
La pizarra con matemáticas

Nuevo dispensario de Toumbokro
Yamousoukro es la capital administrativa del país, era la patria chica de Houphouet-Boigny el antiguo presidente que quiso que su pueblo se convirtiera en una gran metrópoli. Para ello, y con visión de futuro, hizo unas amplísimas avenidas de kilómetros de largo, que en gran parte todavía están desiertas y sin edificaciones, también construyó  una basílica majestuosa, réplica de la de San Pedro del Vaticano, una gran mezquita, un gran aeropuerto, una universidad y un gran palacio presidencial con la característica de que está rodeado en parte por un lago con cocodrilos.


Una de las atracciones de la ciudad era ir a ver a las 5 de la tarde a los cocodrilos.  Allí estaba un viejo llamado Dicko Toké que llevaba casi 40 años alimentándolos.  Vendía pollos a los turistas para que vieran como se los comían los cocodrilos y además se atrevía a bajar donde tomaban el sol esos anfibios y se paseaba entre ellos y les cogía la cola. Pregunté si todavía seguía haciendo ese espectáculo, y me dijeron que se había acabado en  agosto del 2012, pues Dicko dio un mal paso y fue engullido por “El Capitán” que era como llamaba al ejemplar más grande. Pensé en el dicho de “no morder la mano que te da de comer”, al pobre Dicko lo mordieron entero y ahora dicen que a esos cocodrilos se les ven lágrimas en sus ojos.
Antonio Villalonga 
Dicko, turistas y cocodrilos el verano de 2011