miércoles, 13 de marzo de 2019

CUATRO SILLAS DE RUEDAS Y UNA GRAN EMOCIÓN

En Ngeba (Baix Congo) en un campo de trabajo con universitarios que nos dedicamos a construir unos lavabos para un colegio de niñas y atender enfermos, habíamos visitado pacientes en sus casas, entre ellos vimos unos chicos entre 12 y 20 años que estaban recluidos en sus chabolas por parálisis de ambas extremidades inferiores y en varios también una superior inicialmente pensamos que eran secuelas de polio, pero enseguida descartamos ese diagnóstico pues se acompañaban de retraso mental. Curiosamente a todos les afecto en la infancia pero con un desarrollo normal motor e intelectual. El hecho es que todos quedamos impactados al ver estos chicos que estaban condenados a permanecer cerrados en sus casas por no poder desplazarse.


Javi fue al que más tocado quedó interiormente e hizo el propósito de buscar una solución para el año siguiente. 
Efectivamente llegó el próximo verano y Javi apareció en la terminal del aeropuerto con cuatro sillas de ruedas para llevar a los paralíticos de Ngeba. Cuando los sacamos de sus casas con las sillas de ruedas se les llenó el rostro de alegría, fue muy emocionante para todos, para los enfermos, para los que llevaban las sillas, los familiares y los del pueblo que quedaron impactados por esta bella iniciativa.

Descubrimos que padecían un enfermedad epidémica propia de esa zona de la R.D. del Congo que se llama Konzo, es causada por dietas exclusivas de mandioca que en los años de sequía puede contener substancias tóxicas relacionadas con el cianuro en la raíz que, si no se machaca muy bien y se lava con abundante agua, puede afectar al sistema nervioso y dejar secuelas de por vida.
Tshala-Katumbay D, Mumba N, Okitundu L, Kazadi K, Banea M, Tylleskär T, et al. Cassava food toxins, konzo disease, and neurodegeneration in sub-Sahara Africans. Neurology. 2013;80:949-51.