miércoles, 22 de junio de 2022

RETORNO A BAGANDOU

Hemos vuelto a operar en Bagandou, en la República Centroafricana. Esta vez, al cirujano Leoncio Bento y al anestesiólogo Antonio Villalonga, se añadió a la expedición la enfermera recién graduada María Fonts. Para ella ha sido como un bautismo de fuego pues es el primer trabajo que emprende y nada menos que en el corazón de África, en una zona selvática donde viven los pigmeos.
El viaje hasta llegar a Bagandou fue un poco más emocionante que el año pasado, entre otras cosas porque por la pista forestal estuvo conduciendo durante un rato Lucía, lo joven monja comboniana que nos solicitó venir a operar, y le gusta apretar el acelerador, y en algún momento los que íbamos detrás en la ambulancia Toyota dimos unos saltos impresionantes. Al llegar al hospital nos esperaban varias decenas de pacientes para ser visitados, lo que hicimos sin demora y pudimos programar la cirugía de varios días.
Al final operamos 32 pacientes, de todas las edades, principalmente de hernias abdominales, en total 40 intervenciones pues varios tenían dos hernias. Algunas eran inmensas, como un balón de futbol, de muchos años de evolución, pues allí no hay nadie que les pueda operar o no tienen dinero para costearse la intervención. Todas las intervenciones fueron muy bien y no hubo complicaciones.



En quirófano nos ayudaron Thierry, Ferdinand e Innocent. María hizo lo que podríamos considerar casi un master de anestesia en condiciones precarias, al final dominaba a la perfección todas las rutinas necesarias para anestesiar a los pacientes.

Una de las pacientes agradecidas fue la pequeña Abigail. Cuando pasamos la visita postoperatoria estaba radiante de alegría al ver que ya no sobresalía la hernia que antes afeaba su bella figura. Solo con ver su cara con la luminosa sonrisa que manifestaba felicidad ya nos sentimos pagados de todo el esfuerzo para ir a Bagandou.




jueves, 16 de junio de 2022

EN MEKI, ETIOPIA, DE VISITA A MI AMIGO NACHO

Tuve que ir a Etiopía al hospital Universitario de Harar al noreste de Addis Abeba durante dos semanas y  aproveché esa oportunidad para antes ir a visitar a mi amigo Nacho Crisol Calatrava en Meki, una pequeña ciudad a 130 Km al sur de la capital. Nacho es un médico que conozco desde que era niño, pues yo era compañero de trabajo de su madre en el Hospital Clínic de Barcelona. El ha dirigido y desarrollado el hospital pediátrico de la Fundación Pablo Horstmann en Meki durante cinco años. El hospital está muy bien y rinde un gran servicio a la población, allí coincidí con varios cooperantes muy majos. Pedro, uno de ellos, es el responsable de un orfanato con casi cuarenta niños y niñas algunos de ellos adolescentes. Eran muy sociables, Samuel enseguida conectó conmigo pues me dijeron que le gustaban mucho las ciencias e inmediatamente le pregunté si sabía que era el número pi, se lo acabé explicando escribiendo en su mano pues no teníamos papel, otro día que él iba con Joseph, un compañero suyo, le puse un problema de física de cinemática que se acababa resolviendo con una ecuación de segundo grado y en esta ocasión necesitamos el brazo para dejar muy clara la explicación. Quedó muy contento, ¡quiera Dios que el día de mañana sea un buen universitario y tenga un buen trabajo y un futuro afortunado!

Sam muestra el problema de física resuelto en su brazo, a su lado Joseph.

También conocí a María José una catalana con gran iniciativa que ha sacado adelante en Meki una escuela de oficios para chicas, en la que pueden aprender costura, restauración, peluquería y secretariado. También ha potenciado muchos grupos de mujeres del campo que van sacando adelante proyectos personales de empoderamiento, gracias al sistema de microcréditos, que ella les ha enseñado y ayudado a que funcionen. Gracias a esta iniciativa muchas de esas mujeres se ganan bien la vida y sacan adelante a sus familias con dignidad. GIRAFRA aportó una ayuda a este proyecto y también al orfanato.